El #árboldelibrosviajeros en el HULA. Llegó la Navidad.

Tal y como avanzábamos en el post anterior, la biblioteca del HULA, en la cuarta planta, ya tiene su #árboldelibrosviajeros.

En este pasillo, es posible ver el árbol y sacaros una foto junto a él.

Recuerda que quizá tú también puedas conseguir tu particular libro viajero, si compartes tu foto en redes con el hashtag #arboldelibrosviajeros.

Y sí, ha sido un trabajo de locos: seleccionar, registrar, etiquetar y envolver cada uno de los más de 100 libros que lo conforman.

Pero el equipo de voluntariado, siempre dispuesto, se puso manos a la obra para tener listo un árbol lleno de lecturas, que ojo, luego serán repartidas entre pacientes del HULA. Ya lo avanzábamos anteriormente: el día 28 de este mes, se procederá al reparto de los libros bookcrossing, que han conformado ese árbol.

Esperamos que el árbol de los libros viajeros cumpla básicamente dos objetivos:

Alegrar los pasillos de un hospital. Algo imprescindible en esta época: tanto para quienes se ven en el trance de pasar estas fechas, ingresados; como para quienes, trabajan en el centro, o bien han de pasar tiempo allí. Una decoración navideña alegre, procura mejorar el ánimo y ser capaz de positivizar el entorno.
Acercar lectura a los pacientes. Porque ya lo hemos explicado en multitud de ocasiones: creemos que la lectura cura. Los libros nos ofrecen muchas propiedades: capacidad de evasión, alimento para la imaginación, consuelo, distracción, empatía, diversión, etc.

Ojalá que los destinatarios de estos ejemplares tengan una estancia breve en el HULA, pero al tiempo, esperamos que entren en la web de bookcrossing y nos dejen un comentario en el diario del libro que les haya tocado. Como esos «mensajes en la botella», capaces de hacernos creer todavía en la humanidad.

Desde aquí, animamos a todos/as los usuarios a disfrutar de las actividades navideñas programadas por el HULA, organizadas con todo el cariño desde el área de humanización y con la colaboración de muchos voluntarios/as, capaces de regalar y compartir un bien tan preciado como su tiempo.

En particular, agradezco y abrazo a «mi equipo hula«. Quienes no sólo no han abandonado el programa de los libros viajeros, sino que se han esforzado por hacer que siga vivo. Y juntas, hemos conseguido la presencia de los mismos en unas navidades, nuevamente, complicadas, como éstas.

Cuando el resultado acompaña, el ánimo crece y volvemos a creer que todo es posible.